Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://jasondryt798464.blogunok.com/38731177/así-se-vivió-en-el-estadio-el-cabezazo-de-zidane